Es vínculo contigo, con tu Ser. No es estrés, no es desorden, no es caos ni perdición, es vinculación, tránsito y dirección hacia tu verdadero Ser, pues te muestra, te hace ver y entender. No es desorden, no inquietud ni desunión, es SUPERACIÓN, abanico constante y felicitación, si alcanzas a comprender quién verdaderamente es, si profundizas y te das cuenta de su perfecta misión.
Date cuenta, no te paralices, no te bloquees, sólo depende de ti en verdad. Avanza y descubre de lo que eres capaz. Atraviesa el umbral, ve más allá. Conócete así aún más, explórate y descubre quién verdaderamente eres. ¿Te conoces bien?
¿Sientes miedo quizá al dolor? ¿A no saber ser como tú esperas o como otros esperan de ti? ¿A no saber hacer, no saber transitar? ¿A quedarte a solas contigo, a la soledad? ¿Miedo a la culpa, al desespero? ¿Te da miedo la muerte, la vida? ¿ Qué te da miedo del extraño, del de enfrente, de tu chica o tu chico, de tu niño interno, de tus padres o tus hermanos? ¿Tienes miedo del qué dirán pues se enfrentarán, dudarán de ti o te ridiculizarán? ¿Temes que te hagan daño? ¿Tienes miedo a ser tú mismo? ¿A seguir tus sueños?... Existen muchos, muchos más miedos, inventados o no, sentidos o no, manifestados o no.
Abre bien tu corazón para escuchar a tu miedo, a todos tus miedos, sobre todo al más grande, al más alto, al más feo, a ese que no puedes ni nombrar, a ese por el cuál entrarías en pánico inmediatamente si lo hicieras presente. Sobre todo a ese. Abre tu corazón, ábrelo desde la calma y el valor, invítalo a entrar para que pase sin obstáculos, para que llegue a ti con prontitud y puedas así resolver, para que así puedas ver y entender. Comprender que no es tan malo ni tan feo. Siéntalo en tu sofá para que te pueda contar por qué, por qué está ahí y para qué, que te cuente qué quiere de ti. Pregúntale sin pudor, no le rehúyas. Mírale de frente, mírale a los ojos, no te escondas, obsérvale para ver la realidad, la tuya y la suya. Y dale de beber, pues está sediento de tanto gritarte para que puedas escucharle. Él te quiere contar. Hazte Unidad con él. Y así, con todo su yo, con toda su esencia y con toda tu disposición, entrega y valor, resuelve y libera. Libéralo. Pues apartarle no sirve, sólo se hereda, se perpetúa y no desaparece ya que su función no está satisfecha.
Recuerda: sólo quiere, desea hacerte Ver, sí, Ver con mayúsculas para que puedas comprender y así trascender. Transita, comprende aceptando y transformando así. Transfórmate en quien deseas, hazte libre. Atrévete a sentir, a Ver, a transitar y trascender.
En verdad tú sabes, tú puedes. Escúchate, escucha a tu verdadera Esencia; en ti está la clave. ¿Quieres verla? ¿Experimentarla? Pues obsérvate, escúchate, abre tu corazón y experiméntate, esa es la clave. Tú eres la clave. Ten el valor y la disposición de hacerte libre.
Sé fuerte, valiente y constante. En ti guardas todas las herramientas y todas las respuestas. ¡¡Tú puedes!! ¡¡Tú sabes!!
Un abrazo,
TU MIEDO.
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