ABRE TU CORAZÓN

Abre tu corazón al Amor, no al Dolor, no al sufrimiento innecesario, sí a la dicha, al entusiasmo, a la Alegría.

 

Abre tu corazón hermano, pues en verdad eres esa dicha, ese colofón, grandilocuente y enredado en la sonrisa. Eres plenitud, eres bondad y hermandad. Ya no eres lucha ni sombra maldita, ya no la oscuridad, si no, la Vida, el despertar, el ¡Sí!

 

Eres la dicha hermano, despertador voraz, la Calma, el Todo.

 

Siembra en ti la sonrisa para despertar riendo, en profunda calma, en equilibrio.

 

Equidad en tu corazón, si sabes abrirlo. Sí, también a la oscuridad, pero céntrate más en la Luz que te cobija, no en la escapada valiente del falso redentor; sí en la presencia alada de tu propia cornisa, pues miras de frente así al mundo, a tu mundo, en derredor.

 

Cornisa = a mundo; = a ti.

 

Ábrete al mundo, a la Vida, al frenesí. Pues calmado estará tu mundo si te abres al ¡Sí! Al sí quiero, sí puedo, ELIJO ¡SÍ!

 

Sí hermano, sí hermana. De tinieblas tus manos y tus pies, también de hermosa luz blanca que guía tu camino. Ya no espada; faro, luz que guía.

 

Amados míos, vientos infatigables, la Luz del día que habla, ERES TÚ.

 

Amor, expande tus alas, expande tu corazón, ábrelo al Amor, a la Luz, a la bendición. ¿Qué cómo? Date permiso, di ese Sí valiente, permítetelo. Se libre, se incandescente, Se. Se, hermano valiente, abre tu corazón.

 

Un hermano valiente,

 

el arcángel Gabriel.

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