¿Acaso no te arde el corazón o se inunda con lágrimas cuando el otro te ha hecho daño o has dañado?
¿Acaso no sientes tristeza, culpa o soledad?
¿Acaso no sientes opresión, carga pesada o falta de aire?
Date la libertad al perdonar y aceptar el perdón del otro. Date el Amor, la Vida.
Ya no el rencor, el dolor, la rabia maldita. Esa oscuridad que no te deja ver, que no te deja comprender.
Libérate. Hazte bien. No desde la mente si no desde el corazón o desde la unión de ambos.
Abrázate y sé en unión también con el otro.
Date el sonido perfecto, esa perfección que surge de la liberación, la alegría y el Amor.
Suavidad ya, no aspereza o cortes inesperados.
Sé el Amor y atraerás el Amor.
Ante el abrazo, se abre tu corazón, y el suyo. Brota de él la Vida, la Luz, el Sol, flores multicolores y ardillas silvestres que corretean en el bosque que tú eres. Aparecen los ciervos, el roble, el gran roble, la flor mágica que brilla entre todas las demás, el hada que te acompaña en tu travesía y el ángel que te guía.
Ábrete a tu propia Verdad, estás lleno de Vida, de Luz, esperanza, deseo, libertad, alegría.
Ya no el miedo a que me hagan daño, ya no, pues soy y emito Amor; la oscuridad así se aleja o se transforma en Amor.
Vibra en Amor, utiliza tu compasión, tu comprensión, para perdonar y aceptar el perdón.
Sonríe libre lleno de Amor.
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Mama eco-chic (miércoles, 15 noviembre 2017 13:53)
Muy hermoso gracias�