Soy esqueleto que se mueve con soltura, músculos, sangre, piel. Soy ademán del universo, expresión de Vida. Contundencia. También soy la sonrisa que surge del corazón, y del cerebro. El impulso. La voluntad, la valentía. Calor y frío. Solución y desafío. Calma e inquietud. Soy voz que grita y susurro, saliva, lengua y disgusto. Prisa y calma a la vez. Tristeza y amargura a veces, alegría e ilusión también. Esperanza.
Soy la brisa que me acaricia, el viento que desata, que me empuja hacia delante o hacia atrás, el rocío de la mañana, el agua fresca y templada, el hielo y la lluvia, el sol. Soy cinturón de estrellas y la tierra, la flor, el enjambre, la miel y el tiburón. La ballena y el mar, ese profundo y extenso, cueva y oscuridad. El delfín que guía a sus crías y el torbellino que engulle y estrangula. El huracán, el vendaval, la hoja caída. El árbol y su fruto, la ardillita. También soy la montaña y el águila que no se cansa, que vuela libre y en paz. O la gaviota y el pez que traga.
Soy más, mucho más, lo sé. Pura energía y Unidad. Cambio, decisión, UNO. Ellos, yo, el otro, tú. Somos Uno con el Todo. Soy Uno con el Todo. Energía y expresión divina. Soledad y eternidad. Compañía natural y ese Todo que da vida o que la quita. La muerte y el final, la transición y la continuación. Elevación o desaceleración, como yo elija, pues soy casualidad y causalidad, azar y destino, sombra y luz también. ¿Qué elijo? ¿Qué eliges tú ser? ¿Quién eres? ¿Has reflexionado? ¿Te has sentido?
Soy tú y tú eres yo también, lo sé.
TÚ.
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