Crece a tu ritmo, sintiendo que todo es perfecto así. Sólo expándete proyectando lo mejor de ti, jugando al juego de la vida, alegre, sin rigidez, sin sentirte culpable, siendo flexible si acomodarte, retándote y trepando a tu cima. Encúmbrate. Tu intención atraerá los aprendizajes que necesites, las personas y circunstancias adecuadas que te ayudarán a trepar y encumbrarte.
Tú eres tu mejor guía, ¿escuchas a tu corazón? ¿Esa voz interior que te susurra por dónde ir o qué hacer? ¿Que te indica qué es lo mejor para ti? ¿Escuchas a tu intuición? ¿De dónde crees que proceden tus inspiraciones?
Es importante que prestes atención y te enfoques en lo que buscas, anhelas y sientes en lo más profundo, puesto que tus anhelos forman parte de tu propósito de vida. Viniste a subir a la cima, a encumbrarte. Viniste a brillar cada vez más, a recordar quién eres realmente. Tú puedes. Viniste a servir de ejemplo a los demás superando tus límites, los que tú escogiste, para demostrar que sí se puede. Viniste a dar dándote a ti.
Hazlo a tu ritmo siendo flexible, con total responsabilidad, siendo muy consciente de que tú creas tu realidad. Toma decisiones coherentes con tu forma de sentir, cree en ti y manifiesta. Atrae con tu verdad, lo que proyectas recibirás. Deja de postergar tus acciones y ámate más, sólo así encontrarás la manera o las formas de manifestar lo que tanto deseas. Los miedos y las tristezas, déjalas atrás, sal a jugar sintiéndote libre para experimentar y disfruta más.
Paso a paso, a tu ritmo, sin compararte con nadie más. Sé genuino y disfruta el camino. Lo que das, recibirás.
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