Eres como el cristal que se irisa con los rayos del sol. Como un gran prisma, una gran pirámide, una gran estructura que se irisa, que se ilumina.
Depende de ti irisarte o no. Depende de lo que decidas. Te nublas a veces, y es natural, te encoges en ti misma, te aprietas contra ti y contra los demás, te tensionas, y así, te debilitas, te agotas. Debilitas tu luz, tu Luz propia. Irísate otra vez cuando te sientas mal, toma esa determinación y proyecta tu hermosa Luz. No te aferres al dolor, suéltalo. Tras aferrarte a él, entiéndelo para poder liberarte. ¿Dónde está el error? Te preguntas una y otra vez. No ves, estás ciega por el dolor. No importa tanto como tú crees, no hay error, estáis en una escuela. No has de huir del dolor, has de entenderlo y abrazarlo, porque te pertenece, porque forma parte de tu ser. No has de maltratarlo huyendo de él, ignorándole, apartándolo, rechazándolo. Has de abrazarlo y mimarlo, como el que abraza a un niño malherido para consolarlo y hacerle sentir que no está solo y que todo pasará, que todo se restablecerá, que se curará. Con esa seguridad has de tratarte a ti misma, a ti mismo. Habéis de trataros con absoluto Amor y respeto. Con comprensión profunda por vosotros mismos y vuestros procesos.
Tienes mucho que hacer en la Vida. Viniste a vivirla, a experimentarla y Ser. Date la oportunidad de restablecerte y continuar, continuar ofreciendo quien eres al mundo y date una tregua para descansar cuando lo necesites, estará bien coger fuerzas, hidratarte y nutrirte para impulsarte con más fuerza y continuar el camino. Luz esmeralda en tu corazón tienes, para regenerarte una y otra vez, las veces que haga falta, pues es inagotable, te cura y te llena de vida, te impulsa hacia delante. Confía en ti, hermoso ser divino, hermoso ser terrenal. Múltiples son tus facetas, las caras de tu prisma, ¿cuál de ellas vas a proyectar? Elige bien y entrénate en la paz para discernir con claridad. Proyéctate con energía, con vitalidad y acéptate de forma completa.
Confía en que no estás sola, no estás solo. Nunca lo estáis. La ayuda divina y la ayuda terrenal siempre está de vuestro lado si os decidís a ayudaros a vosotros mismos. Siempre habrá una luz en vuestro camino aunque sólo veáis oscuridad.
Se trata de continuar más fortalecidos, más sabios, más poderosos aún, porque habréis comprendido y habréis sentido el Amor en vosotros.
Continuad, siempre estaremos en vuestro camino.
La Luz.
Arcángel Miguel, Chamuel y Rafael en unidad.
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