¿Escuchas a tu voz interior? ¿Escuchas la llamada de tu corazón? ¿Te sabes escuchar con claridad? Aunque estés en medio de la bruma, de la confusión, te puedes escuchar. Calma. Respira hondo y cierra los ojos. Siente a tu cuerpo, a tu mente, y cálmala con Amor, con respeto. Disuelve la bruma para poder escuchar. Disípala. Entrena a tu mente.
Tu cerebro es un gran díscolo, se pierde en su inmensidad y te necesita a ti, tu corazón es su brisa fresca y a la vez la llama que le da calor.
Necesita que le enseñes, que le muestres el camino de vuelta al hogar. Él te va a ayudar, cada parte de ti. Tu cerebro, tu mente, cada emoción, tu voz interior… Una amalgama perfecta que se ha de perfilar, cual diamante. Tú eres el diamante, ser terrenal y espiritual.
Aúnate, equilíbrate. Eres perfecta. Cada partícula de tu Ser lo es. Eres perfecta.
¿Continúa el frío en ti? ¿La bruma? ¿Lo has intentado y te das por vencida? No decaigas tu energía. Ayuda a tu cuerpo y a tu mente escuchando tu voz interior, tu intuición, que te indica el camino de vuelta, el que tu alma quiere caminar. Confía más y muéstrate el camino, vuelve a sentir la alegría de vivir. Lo puedes conseguir.
No caigas en el derrotismo, tus ojos no se han vuelto oscuros, crees que no ves porque te falta perspectiva. Aléjate y elévate, confía. Tienes el poder de hallarte a ti misma, esa llama encendida, esa Luz, esa energía que brota en ti, que es en ti y que se expande.
Eres tu propia Luz en el camino, tu corazón es tu antorcha, tu almohada donde descansar. Descansa y sé fiel a ti misma.
Cruza el camino, el sendero que llega hasta ti. Escucha lo que te quieres decir, eres muy sabia. El Sol está dentro de ti.
Tus guías que te aman.
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