Vuelve a ti, tan sólo vuelve una vez más y siente tu esencia, quien eres en realidad. Escúchala si te sientes perdida pues te ayudará a regresar hacia donde siempre quisiste ir. Párate y escúchate, en tu silencio. Siéntete.
Silba y allí estaré, te dice tu guía. Escúchale con la intención de amarte. Con la intención de susurrarte el camino a tu nueva vida. Un nuevo amanecer, un nuevo atardecer. Un nuevo día, una nueva vida donde no te escondas más de ti misma.
¿Qué no abrazas de ti? ¿Qué no sabes ver de ti? Tu inmensa belleza te espera llena de sorpresas para que puedas progresar siendo sólo TÚ. Tu inmensa Luz ha de iluminarte a ti primero para que puedas iluminar a los demás. Reconócete ya y sal de tu caparazón, de tu dura armadura. ¿Es indestructible? Claro que no. Cuando te ilumines, se desvanecerá porque no la nutrirás más con tus dudas, con tu desconfianza.
Puedes ser plena, si te dejas. Practica la conexión y entrena a tu mente.
Marchar es fácil, perderse también. Olvidar no lo es. No puedes olvidar quien eres. Si te marchitas es porque alejas de ti la alegría. Vuelve a ti. Llama a la alegría, que no se aleje más. Cuanto más lejos, más te pierdes. El brillo se pierde, los colores se pierden, y te desvaneces. Y es entonces que vagas como fantasma, como espectro, sin rumbo, perdido, entre sombras y luces, o en la inmensa oscuridad.
Siempre hay una salida, siempre puedes regresar a ti. Éste es el primer paso, volver a ti. Volver a lucir. Renacer en ti.
Después hazte fuerte, conecta con la sabiduría que hay en tu interior. Fortalécete reconociéndote. Tus capacidades, tus dones, tus talentos, quien viniste a ser, lo que viniste a dar, y da. Date. No te escondas más, exprésate con total libertad.
El miedo al qué dirán, las posibles consecuencias, no las puedes controlar. Tan sólo céntrate en el Amor, en ser quien eres de verdad y sigue aquello que te diga tu corazón, él sabe.
No te lamentes más, te duele porque te alejas de ti y te rechazas. Sé tú misma.
Con Amor,
Tu Yo.
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